“Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,

Y no desprecies la dirección de tu madre;

Porque adorno de gracia serán a tu cabeza,

Y collares a tu cuello”

Proverbios 1:8-9

La bondad del buen consejo está sujeta al tipo de sabiduría que lo mueve.

Por regla general, a menos que le hubiese tocado o le esté tocando un padre y una madre perdidos en el pecado, sin fe ni dirección, el consejo de los padres es intencional y deliberadamente bueno para el hijo, pero cuidado con la fuente que mueve al consejo.

Desde la sabiduría del mundo un “buen” consejo puede ser el peor de los consejos, desde la sabiduría de la Palabra de Dios, el buen consejo siempre será bueno.

En estos versos leemos a un Salomón paternal. Sea que lo escribiese a su propio hijo, a su(s) “hijos” desde el punto de vista de la relación maestro-discípulos o nosotros hoy que leemos sus proverbios, lo cierto es que hay una carga de amor paternal en estos versos.

El peso del amor paternal o maternal en el sano consejo, solo lo entienden los padres.

Salomón se dirige al hijo como subordinado de los padres y compara el valor de la obediencia a su consejo con las ornamentas que pudieran llenar los ojos del joven, para hacer del consejo prenda valiosa.

La naturaleza de los proverbios busca por lo regular una comparación entre una realidad espiritual, conductual o de actitud, con un “valor” material, físico o con una consecuencia positiva o negativa como resultado de esa realidad espiritual, conductual o de actitud.

Aquí es obvio que Salomón busca igualar la obediencia al consejo de los padres con las ornamentas más finas a la usanza de su tiempo, pero notemos que indica deliberadamente “adorno de gracia”.

El valor de la obediencia es espiritual, no material.

El hijo que obedece el consejo sabio de los padres, recibe el adorno espiritual de la gracia. Hijo, ¿cuán obediente eres al consejo de tus padres?, pero más aún, padres ¿cuán sabios son sus consejos? ¿Cuánta sabiduría adorna tu discurso? ¿Está tu consejo ganando el corazón del muchacho? ¿Honra a Dios tu consejo cotidiano?

Padre de la gloria, ayúdanos a crecer en sabiduría para poder generar en nuestros hijos un anhelo especial por el adorno de la gracia. Amén”

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Junio 4